miércoles, 7 de abril de 2010

¡Hola Viajeros!


Como algunos de los que actualmente visitan la pagina estarán enterados, ya casi llega el día en el que saldrá el libro ¡por fin después de tanta espera! Déjenme informarles que este tendrá una pequeña sorpresa para sus compradores, tendrá un separador, espero con todo el corazón que el libro sea de su agrado, cuídenlo porque he puesto parte de mi corazón en el. Estaré ansiosa de leer sus opiniones.

Besos

jueves, 4 de febrero de 2010

Capitulo I, Sin Reflejo

Desperté… sin abrir los ojos, sentía la cabeza entumecida, pero era de esperarse; había tenido un sueño intranquilo, además llevaba semanas enteras sin dormir como debía, lo que me estaba pasando factura, ya que un dolor punzante en el cuello me estaba matando, suspiré y abrí los ojos con pesadez. Sabía que aún era temprano y odiaba levantarme antes de que sonara la alarma, pero ya no había de otra, una vez despierta ya no podía volver a conciliar el sueño.

Traté de enfocar algo a mi alrededor y todo lució extrañamente brillante y afilado, como si de repente tuviera la mejor vista del mundo, aunque el cuarto permanecía en penumbra, pero era demasiada luz para mí, excesiva para un despertar, pero no era lo peor, lo que en verdad empezaban a hacer zumbar mi cabeza eran los sonidos, parecían como si en la habitación se estuviera realizando una fiesta, traté de ignorarlos, pero eran demasiado fuertes, tomé la almohada y la coloqué en mi cabeza tratando de aminorar los sonidos, pero en cambio un olor empalagoso llenó mi nariz provocando una repentina sequedad en mi garganta, la hice a un lado, cualquiera que me viera diría que tenía una resaca monstruosa y por un momento lo creí, quizás alguien había puesto algo en mi bebida en la cena, pero sabía que no era así, y supuse que todo se debía a la presión y el stress que había llevado encima las últimas semanas.
Cerré los ojos y unos iris azules regresaron a mi mente… ¿Cuándo dejarían esos ojos de seguirme?, no tenía una respuesta para eso, pero en el fondo esperaba que no se marcharan, por lo menos no la mirada azul. Quince días atrás había empezado a sentirme observada, más bien espiada, no sólo en las clases de la universidad, sino también en la cafetería, en los baños, en el gimnasio, la piscina y por si eso fuera poco; también me había sentido observada en mi dormitorio, siempre me estaban siguiendo.
El primer día había pensado que mi mente estaba jugándome una mala pasada, había girado cientos de veces la cabeza para poder ver a la persona que me observaba pero no vi a nadie que estuviera fijándose en mi, por lo menos no mas de lo que se fijarían en cualquier otra estudiante, ninguna mirada fija, sólo cientos de jóvenes ocupados cotilleando o realizando algún trabajo. Le había preguntado a Nicky si notaba algo parecido, pero mi amiga y compañera de habitación me había dicho que no.
Los días siguientes empeoraron y mejoraron, empeoraron porque no sólo percibía una mirada clavada en mi nuca, ahora se le había unido otra tan persistente como la del día anterior; pero mejoraron porque la segunda mirada no era igual, más bien eran totalmente diferentes. La primera era malvada y hambrienta, que recorría cada centímetro de mi cuerpo descaradamente como si yo fuera un simple trofeo que codiciara y por el que valía la pena hacer cualquier truco sucio, al contrario de la segunda que me daba la sensación de protección, era tan profunda y penetrante que sentía escozor en donde se posaba.
Deseaba con toda mis fuerzas atrapar a los dueños de esas miradas in fraganti, pero por más que trataba sólo lograba captar un resplandor azul cielo y un resplandor marrón-rojizo; aunque para mi desgracia y el provecho de mis inesperados observadores, ningún rostro. Me había logrado acostumbrar hasta cierto punto, pero era mentira decir que esas miradas no me incomodaban y lo peor de todo, era que ni en mis sueños podía escapar de ser observada, pero por lo menos me libraba de la depredadora mirada marrón rojiza.
En mi sueño unos ojos azules tan claros y brillantes que se asemejaban a un cielo en verano, aparecían en el centro de una negrura tan profunda, que me abrumaba e inquietaba, pero esos ojos eran mi salvación de perder la razón abandonada en ese frio y desolador agujero negro, parecían tan tristes y solitarios, me miraban como si fuera un salvavidas y el dueño de los ojos fuera un náufrago en mar abierto. Sentía su presencia y estaba tranquila. Parecía que esos celestiales ojos no sólo veían mi apariencia, sino también mi alma; y algo dentro de mí me decía que me comprendían como nunca nadie lo había hecho. Podía quedarme viendo esos ojos para siempre, olvidaba todo lo demás, el mundo se reducía a sólo nosotros y nuestra silenciosa comprensión.
Pero nada en la vida es eterno, ni mi poca alegría ante esa mirada, porque nunca me bastaba la noche para acabar de observar esos ojos y cuando menos me lo esperaba, ya era hora de despertar y volver a mi tortuosa rutina de ser escrudiñada y enfrentarme a la maldita mirada marrón. Era como ser arrancada del cielo y enviada al infierno.
Sin embargo el sueño de esta noche había sido diferente, los preciosos ojos azules habían dejado su lugar al frente lejos de mí, y se habían acercado con una extraña vergüenza reflejada en ellos, y cuando se hallaron a centímetros de mi rostro, el azul cielo cambió abruptamente, a un borgoña tan intenso que me heló la sangre, pero esos ojos, aun seguían siendo los de mi protector ¿verdad?
Un dolor sordo me había invadido en el sueño, uno que extrañamente no era molesto, al contrario era como si deseara ese dolor, un sufrimiento que podía manejar y quería que no se detuviera nunca, y el simple pensamiento me hizo estremecer ¿desde cuando era yo masoquista? Entonces mi mente dejó de pensar y me sumí solo en el sentimiento de calidez que empezaba a embargarme, algo tan profundo que me hizo olvidar todo, era amada, era protegida y era deseada, mis labios se curvaron en una sonrisa y me imaginé para siempre sintiéndome así de feliz, pero en una escala gradual, el dolor se fue agudizando al mismo nivel que la paz; formando una extraña mezcla, me oí soltar un gritito y sentirme realmente débil y mi corazón latiendo cada vez más lento, fue cuando sentí el horror de mis salvadores ojos y todo mi dolor se centró en mi pecho, uniéndose y diluyendo la calidez y la paz, reuniéndose tan rápido y tan fuerte como una bomba justo antes de estallar y entonces con mi último latido el dolor estalló, crudo, salvaje e imponente en cada partícula de mi cuerpo, traté de gritar, pero mi garganta estaba sellada con cemento, ese sin duda era el dolor más fuerte que había sentido en mi vida y los ojos ahora borgoña me dijeron un silencioso y avergonzado “lo siento” antes de desaparecer, justo antes de que el dolor se intensificara de tal modo que me fue imposible pensar, pero en ese momento, cuando los ojos se desvanecieron, no sabía si era una oleada de dolor físico o emocional por la reciente desaparición, de lo que se había vuelto mi única luz durante esos quince días lo que había intensificado mi agonía, pero quería correr e ir hacia donde los ojos se habían ido, no quería estar sola con ese sufrimiento, pero ni uno solo de mis músculos se atrevía a moverse.
Mi alma gritó y se rajó y el dolor había permanecido latente el resto de mi sueño, pero aún con mi terrible agonía no había podido despertar, era como una de esas pesadillas, no, era una de esas pesadillas en la que luchas con todas tus fuerzas por despertar pero no lo logras, así que cuando desperté, realmente lo había agradecido; sin embargo, sentía un vacio en mi pecho, un vacio que sabía era causado por ciertos iris azul cielo que me habían dejado cuando más los necesitaba.
Abrí los ojos de nuevo y contemplé el reloj despertador que descansaba en la mesita de noche junto a mi cama, 7:48 marcaban los números rojos exageradamente grandes, nunca me despertaba antes de las 8:00 cuando usualmente sonaba mi alarma varias veces, hasta que conseguía un buen dolor de cabeza y no me quedaba otra que levantarme, en verdad me hastiaba que este día no siguiera mi habitual rutina, ¡Demonios! Algo me decía que hoy no sería mi mejor día.
Me estiré torpemente en la cama y percibí como si una costra se agrietara en mi adolorido cuello, supuse que me había removido más de la cuenta en el sueño, aunque usualmente solía ser muy tranquila, pero el sueño que había tenido esa noche ameritaba toda la intranquilidad; moví mis brazos y noté que tenía el lado izquierdo del cuerpo dormido y empezaba a hormiguear al desentumecerse, ya es hora de levantarse me dije.
Salí de las sábanas con pereza y el cuarto giró bruscamente obligándome a apoyarme en la pared más cercana, sostuve mi cabeza con dolor y traté de recomponerme; pero los sonidos volvieron a asaltarme en una nueva oleada de dolor que casi me hizo arquear y un olor extremadamente apetecible inundó cada parte de mi dolorida mente, era un olor dulce, casi empalagoso y cálido, la boca se me hizo agua y la garganta me ardió reseca, el olor parecía estar en toda la habitación sin que yo pudiese ubicarlo y eso me hacia sentir desorientada.
En un nuevo intento moví los ojos buscando el lugar del que venía ese olor pero parecía estar en toda la habitación desde los muebles, la ropa esparcida por el suelo, los cuadernos, en el escritorio y parecía intensificarse en la cama de Nicky y especialmente en mis sábanas blancas con manchas de sangre seca, relamí mis labios distraídamente notando dos extraños objetos afilados en la boca.
Un segundo… ¡Era sangre lo que manchaba mis impecables sabanas!, el aliento se me escapó con tanta brusquedad que me hizo jadear, la sangre debía ser mía ¿verdad?, eso significaba que yo debía de estar herida, y por la cantidad de sangre que cubría mi cama debía de ser una herida bastante profunda, pero ¿Cómo no me había dado cuenta que estaba lastimada? El pánico nubló mi vista y deslicé lentamente la sábana hasta el suelo incapaz de emitir cualquier tipo de sonido, tenía que relajarme y revisar mi cuerpo, respiré profundo y poco a poco el nudo de mi garganta se fue deshaciendo, bien, ahora hecha una mirada a tu cuerpo, indicó la voz en mi cabeza.
Empecé por las manos y las hallé sudorosas por el miedo, no parecían heridas, tragué saliva y seguí mi inspección por los brazos, pegué un grito ahogado y de nuevo el nudo y la sensación de hambre me golpearon, mi brazo izquierdo estaba bañado de sangre, lo giré antes mis ojos pero no podía ver ninguna herida visible, solamente sangre seca, seguí los surcos de sangre que a medida que ascendía se hacían más gruesos, llegué al hombro y noté que mi pijama crema sin mangas también estaba manchada de rojo, moví el cuello tratando de ver mejor el hombro pero fue inútil, el simple movimiento de mi cuello causo dos punzadas agudas de dolor por el cuerpo, esa debía de ser la fuente de toda esa sangre.
Debes ver la herida, me dije y ayudándome con la pared me puse de pié lentamente ignorando la bruma de terror que calaba mis huesos, caminé hacia el gigantesco tocador que Nicky se había empeñado en tener en la habitación por el inmenso espejo que le permitía una perfecta vista de cuerpo completo, y eso era lo que necesitaba en esos momentos, un espejo para ver la herida. Me sostuve en el respaldo de la silla de metal y fije mi vista en el espejo, pero algo faltaba, mi propio reflejo estaba ausente aun cuando estaba de pie frente al espejo.
¿Qué demonios estaba pasando?, alguien me estaba jugando un broma, sí, eso debía de ser, quizás el truco de las dos habitaciones iguales separadas por un simple cristal.. no, eso era imposible, detrás de la pared donde estaba el espejo estaba un armario de servicio. Me estaba desesperando, ¿Por qué mi reflejo no aparecía en el maldito espejo?, y lo más importante ¿De dónde había salido esa sangre?
Tenté mi cuello con la mano y noté dos pequeñas incisiones en mi magullada piel, ¿Y si hubiese muerto y ahora era un alma en pena?, eso explicaría mi falta de reflejo, pero muerta, no, yo no podía estar muerta, ¿qué no se suponía que cuando morías el dolor se desvanecía? ¿Qué sólo era una paz inmensurable? Y el dolor de todo mi cuerpo y toda mi desesperación eran demasiado fuertes como para no ser reales.
Tenía que descubrir lo que sucedía, levanté la mano lentamente hacia el espejo, necesitaba comprobar que este fuera real y quizás cuando lo tocara la ilusión que se había formado en mi mente desapareciera, tal vez y solo tal vez todo fuera una simple alucinación, pero fue todo lo contrario en cuanto las yemas de mis dedos tocaron la fría superficie del cristal este se rompió en cientos de fragmentos cayendo estrepitosamente al suelo haciendo unos cortes irregulares en mi mano.
Una nueva oleada del delicioso aroma topó la barrera de mi mente, demonios, ese olor venía de la sangre que estaba saliendo de los cortes en mi mano, ¿desde cuando la sangre era agradable para mis sentidos?, pero era una buena señal los muertos no sangran ¿verdad?
Me dejé caer al suelo sobre los filosos restos del espejo que rápidamente perforaron mis rodillas, y a pesar que dolía no me moví de mi sitio, estaba tan confundida y desesperada, un pitido detuvo los sonidos a mi alrededor y todo inició a girar, apreté las manos en puños y sentí como las esquirlas de cristal se incrustaban a fondo en mi carne, sólo un dolor superficial me llegó, uno que en cuestión de segundos era aliviado por el embriagador aroma que desprendía la sangre que manaba de las recientes heridas, aunque no se comparaba con el que estaba impregnado en mis sábanas y que venía de la chica que sacudía mi hombro fuertemente mientras gritaba algo que no podía escuchar, mis ojos aun seguían fijos en el marco ahora vacio del espejo y por un momento no la reconocí, ella volvió a sacudirme y giré mis ojos hacia ella, era Nicky, supuse que el sonido del espejo al quebrarse la había despertado, sus ojos me miraban asustados y pasaban de mis manos heridas hasta la sangre seca de mi cuello. Vaya ¿Tan mal lucía?, por la expresión de ella no había duda de que sí, Nicky debía de estar realmente aterrorizada, y yo tenía que hacer algo para tranquilizarla, pero estaba demasiado confundida, respiré profundo y poco a poco el zumbido que me impedía oír desapareció y la voz de mi amiga retumbó en mi cabeza, ¡Maldición! Había olvidado que oía demasiado fuerte.
-¡Agatha! Por favor contéstame –chilló Nicole apretando fuertemente mis hombros, sus ojos se estaban llenando de agua, ella estaba al borde de las lágrimas -¿Qué te ha pasado? ¡Dios hay demasiada sangre! ¿Estás herida? ¡Pero que pregunto! seguro que estás lastimada. Voy a llamar a…
-Nicky –Dije en un susurro sujetando a mi amiga por el brazo antes de que saliera de la habitación, mi voz sonaba pastosa y realmente me dolía la garganta, pero me esforcé para que las palabras salieran de mi boca –Un…un segundo -¿En realidad esa era mi voz? A pesar de estar forzada, esa última frase me sonó suave y ¿atrayente?
Nicky no se movió, pero su rostro pintaba cientos de preguntas que yo también deseaba que se aclararan, pero tenía el ligero presentimiento de que no se aclararían en un buen tiempo. Aunque no podía verme supuse que lucia como salida de una película de terror al estar bañada en sangre.
-¿Qué te pasó? –preguntó Nicky mientras su mirada vagaba hacia las heridas de mis manos y sus ojos se ampliaban a medida que iba comprobando mi deplorable estado.
-No lo sé, yo… estoy tan confundida, Nicky –sollocé, sin poder controlarme, aunque era un alivio que ella estuviera ayudándome, por lo menos eso significaba que no estaba muerta –cuando me desperté ya…estaba así –continué señalando la sangre seca de mi pijama y la ahora fresca que brotaba de mis manos y rodillas –y lo peor es que cuando quise verme en el espejo, mi reflejo no apareció –Nicole me miraba inquisidoramente, supuse que sopesando si había perdido la cordura, evité su mirada y la dirigí a mis manos empezando a quitar distraídamente los restos de espejo.
Un grito ahogado murió en mi garganta, las heridas de mi mano se estaban cerrando a una velocidad inhumana en cuanto las despojaba de los trozos de espejo, me puse de pie, antes de darme cuenta y arranque los trozos restantes de las piernas y las magulladuras cerraron igual de rápido que las de las manos ¿Era eso lo que me había pasado en el cuello?
-Asombroso –exclamó Nicky viendo incrédula el lugar donde habían estado los cristales -¿Cómo haces eso?
-¡No lo sé! te digo que no sé qué pasa –dije exaltada mirando los fragmentos ensangrentados que había extraído de mi piel, como si estos me pudieran dar una explicación. Aparté la vista con esfuerzo y la dirigí a Nicole, ella podía ayudarme, ¿verdad?, ella debía ayudarme –tú eres lista Nicky, tienes que ayudarme ¡piensa!
-¡Bien, dame un momento! –Chilló Nicky caminando hasta llegar a su cama y dejarse caer cansinamente –Empecemos por partes: esa sangre, luego no te reflejaste en el espejo y ahora esas heridas que se curaron tan… rápido.
-Eso no es todo –conté aun un poco perdida en todas las sensaciones de mi cuerpo –toda está sangre parece surgir del cuello, todo lo oigo extremadamente fuerte y tan claro al igual que los olores, además la…garganta me está matando.
-¡Y si eres un tipo de superhéroe! –Sugirió Nicky con un respingo, y detuve el impulso de golpearme la frente con la palma de mi mano –dime Agatha ¿Te ha picado alguna araña radioactiva últimamente?
-Si, el mes pasado luego que me debilitara por estar cerca de la kriptonita y me atacaran con gas de la risa –Dije sarcásticamente poniendo los ojos en blanco para luego gritar -¡Por supuesto que NO, Nicky! ¡Hablo en serio! ¿Sabes?
-Yo también, -contestó mi loca amiga –tal vez algún experimento súper secreto se escapó y te picó en el cuello y ahora tienes súper poderes, -Yo la miré fijamente y ella sólo se encogió de hombros -bien déjame ver tu cuello.
Rodé mis ojos, ¿Qué más daba? yo no podía ver la posible herida, así que por qué no mostrárselo a alguien que me podría dar detalles de ella; y así de una vez por todas sabría lo que tenía en el cuello y tal vez de las locas ideas de Nicky saliera la respuesta correcta como solía pasar frecuentemente.
Caminé hacia Nicky que se había estirado a alcanzar una jarra de agua que dejaba cada noche junto a su cama, y lo que parecía ser una blusa que dobló de tal modo que parecía un limpiador.
-Antes, necesito quitar toda esa sangre –explicó Nicky empapando la blusa con el agua.
-Bien, pero ten cuidado, porque duele bastante –dije acomodándome a los pies de mi amiga procurando no sentarme sobre algún pedazo de espejo que hubiese volado demasiado; aparté mi largo cabello duro por la sangre hacia un lado dejando al descubierto la piel de mi cuello.
Nicky comenzó a quitar lentamente la sangre seca, oí un ¡Oh Dios! Y luego más expresiones por el estilo, pero ella no me dijo nada, me estaba poniendo nerviosa así que apenas ella había dejado la blusa ahora manchada de sangre en el suelo me giré a encararla.
-¿Y bien? –pregunté inquieta.
-La única herida parece una mordedura –respondió ella pasado sus dedos por mi cuello en el lugar que supuse estaba la mordedura porque parecía la piel más sensible –aunque está perfectamente curada, tienes moretones de forma extraña, ¿sabes?, como si fueran una especie de tatuaje, o algo así, en el centro dos pequeñas cicatrices como si fueran…de colmillos.
-Bromeas, ¿verdad? –dije poniéndome de pie con el ardor de la garganta empeorando con cada segundo.
-Esta vez no estoy jugando, Agatha, lo prometo –musitó Nicky con voz totalmente seria.
Me llevé una mano al cuello inconscientemente y aunque no había puesto mucha fuerza mis uñas cortaron mi piel con una facilidad increíble como si mi piel fuera de papel ¿Es que no pararía de herirme en todo el día? ¿Desde cuándo me había vuelto masoquista?
-Y ¿Qué o quién piensas que me ha mordido?
-No lo sé –contestó Nicky después de meditar un rato –no conozco ningún ser que al morder provoque sensibilidad auditiva, visual, regeneración espontánea y lo más importante y extraño, que tu reflejo desaparezca…aunque…puede que…
Entonces la cara de Nicky resplandeció como solía hacerlo cuando resolvía un problema especialmente difícil, sonreí ella en verdad estaba disfrutando eso de “despierto-sangrando-y-no-se-qué-soy”. Se puso de pie de un brinco y caminó rápidamente hacia la estantería que estaba repleta de libros míos y suyos, con una rápida hojeada buscó los ejemplares que necesitaba y volvió a ocupar su lugar en la cama.
Sujetó un libro grueso de tapa roja con letras doradas “Vampiros, licántropos y otros seres mitológicos”.
-Vampiros –susurré incrédula –crees que me ha mordido un vampiro.
Nicky sonrió.
-Es lo único que se me ocurre, además –dijo Nicky abriendo el libro en el capítulo dedicado a los vampiros, donde se podía apreciar una ilustración en la cual un vampiro extremadamente pálido (esperaba que yo no estuviese así) estaba inclinado sobre una hermosa chica de cabello rubio con expresión adolorida mientras él la mordía en el cuello.
–Son los únicos seres que no tienen reflejo y convierten con una mordida –pasó las hojas –sólo necesitamos probar algo.
-¿Qué cosa? –pregunté temerosa.
-El sol –indicó Nicky señalando una ilustración en la que el vampiro se estaba quemando bajo el sol con unas partes ya hechas cenizas -¿Qué dices Agatha?
-Estás loca, los vampiros no existen, no pueden existir, esos son supersticiones de personas ignorantes, como que el trébol de cuatro hojas te dará suerte.
-Entonces cómo explicar que no tengas reflejo, además –Nicky dejó aparte el libro rojo y tomó uno negro de tapa de cuero con letras rojas que parecían sangrar El libro de Nod –si no crees en vampiros no tiene porque temer a salir al sol y si es que no te quemas prometo llevarte a la enfermería –ella pasó las quebradizas hojas del tomo deteniéndose algunas veces para leer un párrafo rápidamente y seguir pasando hojas, se detuvo en una y citó:
– “Rafael así me maldijo explicó Cain: "Entonces, mientras tus pasos, Pisen esta tierra, Tú y tus hijos, Temeréis el amanecer, Y los rayos del sol, Os buscarán, Para quemaros como el fuego, Dondequiera que os escondáis. Escóndete ahora del Sol, Para ponerte su corona". Los vampiros no pueden salir a la luz del sol, ésta sería la prueba, literalmente, de fuego.
-¿Desde cuándo sabes tanto de vampiros? –quise saber, después de todo Nicky no era aficionada a los mitos en realidad ella era muy lógica.
-Verás –contestó ella sin mucho interés –estábamos estudiando seres mitológicos y nuestra maestra empezó a hablar acerca de los vampiros y la gran aceptación en los últimos tiempos y me ha llamado mucho la atención, así que empecé a adquirir libros sobre ellos. No te imaginas la cantidad de gente que está realmente colgada de los vampiros.
-Y ahora intentas poner en práctica tus conocimientos conmigo.
-Pues, no exactamente –se limitó a decir encogiéndose de hombros sin levantar la vista del libro –ahora si no te molesta Agatha –agregó poniéndose de pie –date una rápida ducha y probaremos mi hipótesis del sol.
-No pararás de molestarme hasta que lo haga ¿verdad? –cuestioné preparándome para tomar la buena dosis de sol a la que Nicky me estaba obligando, ella se limitó a sonreír.
Suspiré y luego me arrepentí de ello, el delicioso aroma de la habitación hacía que mi garganta se quejara reseca, y mi estómago gruñera; definitivamente tenía que hacer algo con esa hambre, o más bien esa sed pronto.

martes, 19 de enero de 2010

Un obsequio para mis lectoras de PR

Aquí unas imagenes especiales del libro:





lunes, 4 de enero de 2010

A despegar vuelo Ángeles Oscuros

Hola a todos

Les doy la bienvenida a este Blog dedicado al nuevo libro que he escrito, Ángel Oscuro, una historia de vampiros que les hincará los colmillos desde los primeros capítulos. Hasta el momento este es mi libro favorito y aquí encontraran los capítulos he información del libro y alguno que otro dato de mí, su autora. Sin más les dejo la sinopsis para que lean de que va. Espero de todo corazón que ustedes se vuelvan mis queridos lectores. Amantes de la noche y los vampiros, aquí tienen un nuevo hogar de pasión y letras para todos.

Sinopsis
Cuando inicié la universidad en Lexigon pensé que mi sueño de convertirme en Doctora estaría cerca de cumplirse, iba a estudiar en la universidad en la que papá había estudiado, la más reconocida de todo el país. Mis años en Lexigon serían tranquilos, yo me dedicaría a estudiar y sacar buenas notas, me graduaría con honores y trabajaría en un hospital; todo estaba planeado, y mi primer año de estudios demostró que todo podía ir de acuerdo a los planes; ¿quién dice que la vida va siempre de acuerdo a lo que uno desea? El segundo año me dio esa respuesta.

Mi vida cambió desde que un par de miradas no paraban de seguirme; desde que unos curiosos ojos azules se centraron en mi cuello; como si el dueño de esos ojos deseara tomar un bocadillo nocturno. ¿Qué harías si un día te levantaras y ya no fueras más humana? ¿Y si ahora pertenecieras a una raza en la que nunca has creído?, bueno si me hubiesen preguntado algo así tiempo atrás hubiese contestado rápidamente que es imposible, pero ¡sorpresa!, me pasó.

Soy Agatha Smith y un día desperté con una terrible mordida en el cuello que me había desangrado y dejado sin reflejo, así es, desperté hecha una vampiresa, pero eso no es todo, según dicen el vampiro que me mordió ha estado tomando más bocadillos, pero no se ha limitado sólo a morder e irse, ha matado a personas, así que los cazadores de vampiros quieren atraparlo; pero él ha huido y al ser yo su “creación”, tener la capacidad de colarme en su mente y saber lo que piensa, los cazadores creen que vendrá por mí para matarme, así que me han asignado a un sexi hombre lobo para que me proteja e instruya en el mundo de lo sobrenatural; pero lo más extraño es que yo no creo que mi vampiro sea el malo, más bien creo que alguien más cometió los asesinatos, él jamás le haría daño a alguien y menos a mí, es absurdo ¿Cómo confiar en alguien a quien nunca has visto?

¿Quién dijo que la universidad es aburrida?

Una vampiresa recién convertida, un hombre lobo gótico y vampiros que buscan dejar de ser malditos para poder ser invencibles, este es el primer libro de la saga de Ángeles Perdidos.